
En un año 2020 nefasto desde donde se lo mire, la crisis sanitaria no ha hecho más que (entre infinidad de cosas muchas mas graves) continuar apeando a una escena que sólo sobrevive desde el amiguismo y la politiquería barata. Una escena independiente y alternativa que sobrevuela solo como un cada vez menos tibio recuerdo de días mejores, o al menos más justos a la hora de pensar una distribución equitativa de los recursos necesarios para promover una obra. La industria del like se llevó puestos a medios especializados, salas de conciertos, y a interesantes propuestas que, antes que abandonar la carrera hacia una noble intrascendencia, prefirieron jugar con las reglas del enemigo con tal de no perder el tren de la relevancia. Aquí, algunos discos ignorados por el público y los medios que vieron la luz en la Argentina durante el peor año de este aún joven pero ya decepcionante siglo XXI (ordenados por fecha de lanzamiento)
“Artimañas del Rap”, Varios Artistas. (Independiente)
Siempre un rara avis, Michael Mike fue un grupo demasiado porteño y concheto para el público enardecido del indie rock chabón de finales de la primera década del siglo. Pero en su afán de experimentación y ausencia de complejos – aunque posiblemente por algo generacional también- nunca lograron tampoco aceptación por parte del ala más aspiracional del nuevo pop argentino (eso que algunos medios llamaron vagamente “la nueva generación”). El grupo, ya en un impasse obligado como parte de la ola de denuncias virtuales circa 2017 a algunos integrantes de Onda Vaga, vio en la producción hacia otros proyectos (Diosque, Weste) un espacio para continuar con su desfachatada visión del pop. En el año en el que el rap argentino movilizado por la música urbana llegó al mainstream absoluto, este combo de los tres miembros fundadores de MM + Juan Román Diosque dio vida a un intento por reubicar un sentido del rap nacional bien argentino, repleto de humor, ironía, y rimas delirantes. Con una producción a la altura de sus honores, Artimañas del Rap suena con la frescura inmediata de un disco hecho entre amigos, donde los prejuicios se quedaron del lado de fuera de la puerta de entrada al estudio. Con una nula – aunque entendible – recepción (e intento por generarla), aquellos valientes que se animen a este álbum saldrán queriendo repetir al infinito esta bocanada de aire fresco.
“5″, José Unidos. (Fuego Amigo Discos)
El sello independiente Fuego Amigo Discos celebró en el año 2020 su primera década de vida ahorrándose casi cualquier gesto auto dedicatorio para concentrar sus fuerzas en hacer lo que siempre hicieron tan bien: editar buenos discos (editaron más de 22 lanzamientos, entre sencillos, EP y LP durante el 2020). Uno de los que más gratamente me ha sorprendido fue el del grupo José Unidos: canciones de factura artesanal magistralmente instrumentadas por una orquesta de cámara conducida por Hernán Agrasar. A contramano de la inmediatez obligada del consumo musical al que confieren las plataformas digitales, “5” es un disco de lenta maduración; todas las canciones se toman el tiempo necesario para ser desarrolladas en su integridad, donde la elegancia de la instrumentación amalgama a la perfección con la urgencia post punk de las letras. Extraño conjunto, José Unidos, que casi no se presentan en vivo, tienen nula presencia en redes sociales, pero que cada un par de años editan estas pequeñas tesis de la canción. Difícil encontrar en este año algo tan diferente a la era de la inmediatez que este disco. Una antítesis vital.
“Secreto”, Isla Mujeres. (Independiente)
De todos los discos nombrados aquí, posiblemente el de este grupo de La Plata sea el que más unanimidad haya generado entre público y crítica. Isla Mujeres genera entusiasmo en sus canciones, y la holgada, aunque precisa producción de “Secreto”, colabora en completar el objetivo de reunir todos los aspectos que hicieron del grupo una prometedora propuesta, dentro del desalentador panorama del indie local. Isla Mujeres maximiza sus recursos instrumentales en pos de embellecer a su variedad de composiciones. El eclecticismo en este caso no va en demérito de una producción homogénea en la que variedad y sobriedad se equilibran virtuosamente . Un verdadero paso al frente tras un rendidor primer LP (Otras, de 2017), que de haber sido lanzado durante un año en la vieja normalidad seguramente le hubiera dado al grupo una plataforma de shows y merecida visibilidad.
“Desposeído”, El Dependiente. (El Libertador Música / Discos Panoram)
El primer trabajo de Marcelo Zeoli (ex cantante de Los Látigos) en ocho largos años de silencio discográfico es un conciso compendio de ocho canciones. Sin estridencias, y alejado del histrionismo pop del pasado, las canciones de “Desposeido” se nutren sólo de una instrumentación indispensable, orgánica y por momentos orquestal. Texturas que tejen las capas necesarias que operan como sustento para la voz de Zeuli, en modo naturalismo urbano pop, aunque lejos del costrumbrismo imperante. Excelente producción de Yuliano Acri, una vez más. Un artesano de la instrumentación para canciones pop anti populistas.
“La ruta del opio”, Melero & Tuñón. (Bultaco Discos)
Album programático prácticamente instrumental de Daniel Melero en colaboración con Diego Tuñón. Una demostración más de que los saberes de Melero tienen márgenes insospechados alrededor, y no se limitan a su concepción de la canción de autor. “La ruta del opio” es en verdad un viaje conducido por dos alquimistas del pop que dejaron por un rato de lado las convenciones melódicas para entregarse a un despliegue de música ambient, aleatoricismo, y principalmente elegancia, mucha elegancia.
“Bordes”, Guazuncho. (Fuego Amigo Discos)
Séptimo álbum de estudio de este cada vez mas prolífico músico, productor y multi instrumentista nacido y residente en la Ciudad de Corrientes, Iñaki Zubieta. Desde hace una década, bajo el pseudónimo de Guazuncho, ha elaborado una abundante discografía que reaviva tensiones entre vanguardia y tradición. En “Bordes”, Zubieta vuelva a pivotar y despliega una instrumentación mas acústica que en otros trabajos mientras sigue explotando los recursos melódicos de una voz cada vez mas segura de si misma, que ya no precisa esconderse en capas de efectos para ser efectiva.
“Ruidos Molestos“, Piter Mazda (Lagunera Discos)
Segundo álbum de estudio para este proyecto solista del músico chascomusense Pedro Pertusi. Una re lectura delirada de lo que comúnmente solía llamarse rock nacional. Piter Mazda dialoga con sus propios materiales de manera desfachatada entre varios climas, en donde el humor no condiciona la condición firme y homogénea de la producción. Al igual que otros exponentes de su generación, Pertusi no aplica la desafección como síntoma excluyente del cuidado sonoro. Ambos mundos conviven impunemente en este hilarante viaje de un artista valeroso.
Bonus Track: “Sombra en el agua”, Miguel Ward (EP) (El Castillo Discos)
No suelo incluir discos cortos, EP´s o sencillos en estos recuentos anuales, pero la belleza de estas tres nuevas canciones de Miguel Ward editadas ya en el ocaso del año 2020 ameritan la excepción. Una suerte de aliciente, estas nuevas canciones de Miguel Ward, para aquellos días finales de tan desafortunado año calendario.
Las tres canciones que componen el EP están arregladas sólo con los elementos necesarios para que la melodía transite. Esas melodías tan características de Miguel, en donde nada parece forzado. Palabra procede palabra, nota procede a nota, con la naturalidad de los elegidos.
Esa exactitud melódica de los afectos. La sencillez camuflada que tanto se extraña en 107 Faunos desde que Miguel dejó, en 2018, el grupo que fundó.